Una noche mágica

Esta noche en el Pabellón de Riazor ha jugado un gran equipo que, tras una temporada muy exigente, sigue peleando por entrar en el playoff. Nunca había ganado Oviedo CB en sus cinco visitas a Galicia en liga regular de la LEB Oro, pero desde el primer minuto del partido estaba claro que podía ser la noche en que se rompiera la racha.

Empezó Oviedo CB elaborando bien los ataques, con calma, jugando por dentro y por fuera, y con un gran Kyle Tresnak. Sin embargo esa ventaja inicial de ocho puntos se vio neutralizada en unos pocos minutos con un parcial de Básquet Coruña de 10-0, aprovechando que esa calma y buena elaboración de los ataques ovetenses desapareció por unos minutos, en los que Oviedo CB se obcecó en el lanzamiento de triples sin posiciones claras de tiro.

Pero ese parcial fue un espejismo. A partir de ahí, el partido se mantuvo igualado, con Oviedo CB defendiendo muy bien a Burjanadze en el perímetro (pese a lo cual anotaría 21 puntos) e incluso imponiéndose en el rebote pese a que Rowley estaba demostrando porqué es el mejor reboteador de la actual LEB Oro. Especial mención para Ferrán Bassas, que logró 5 rebotes en esta primera parte del partido, en la que Arenas volvió a utilizar durante algunos minutos la exitosa fórmula de jugar sólo con un hombre alto.

Con esa igualdad se inició el tercer cuarto, en el que Básquet Coruña volvió a a anotar con facilidad, pero se encontró con un Víctor Pérez en estado de gracia. Amo y señor del perímetro, anotó cinco triples seguidos que permitieron a Oviedo CB olvidar las dificultades defensivas. Con el equipo lanzado hacía la victoria, al inicio del último cuarto llega a ponerse con una ventaja de ocho puntos. Y cuando Básquet Coruña logró un parcial de 6-0, apareció Guillermo Arenas, para cortarlo con un tiempo muerto del que ya salió ganador Oviedo CB, capitaneado por un Álvaro Muñoz que en los minutos decisivos es un jugador de absolutas garantías, y que consiguió 7 de los últimos 9 puntos del equipo.

El MVP de Oviedo CB fue Álvaro Muñoz, con 15 puntos y 3 rebotes, para 18 de valoración, pero seguido de muy cerca por un Bassas que salvo alguna pérdido de balón, estuvo muy bien en la dirección, marcando siempre el ritmo adecuado (12 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias). Además de ellos y del gran Víctor Pérez, destacó el trabajo de Beau Levesque en defensa y el temple de Diego Sánchez, quien está realizando un final de temporada muy bueno, y cuya capacidad para serenar el juego resulta fundamental.

La noche mágica se redondeó con las derrotas de Melilla y Palencia, siendo esta última agónica, con un último minuto en Lleida en el que se vivieron cambios de ventaja en el marcador, una pérdida de Urko, dos tiros libres de Guerra y una última jugada de Palencia en la que Arteaga no consiguió anotar la que habría sido la canasta de la victoria.